Nunca viene mal hacer una escapadita de vez en cuando para conocer una capital europea. Esta vez le ha tocado el turno a Dublin.
Llegamos un sábado por la noche así que sólo nos dio tiempo a integranos en el ambiente con una pinta en mano sin pasarse porque tocaba madrugar al día siguiente.
Domingo: Parque St Stephens (y el busto de james Joyce), Trinity College, Grafton Street para ver a Molly Malone, Iglesia St Crist, St Patrick, Temple bar y pintas para acompañar.
Lunes: Kilmainham Goal y la fábrica de Guiness (como no).
Me ha encantado. Es muy tranquila, muy verde y la gente es de lo mejor, o por lo menos eso transmiten...muy sonrientes, muy educados, nobles (vamos, parecidos a los bibainos...). En resumen, entrañable.
0 comentarios:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)