30 de agosto de 2008. Comienza la cuenta atrás de un duro año de guerra 'cultural'.

Iker
dice que va a leerse unos 42 libros, más bien, los correspondientes al espacio que ocupen en dos baldas de la estantería que tenemos en casa.
Yo digo que voy a ver 200 películas con las siguientes condiciones:
- quedan excluidas peliculas ya vistas.
- han de tener una puntuación de 8 en adelante según Film Affinity.
- de tener puntación inferior, deberá llevar aprobación del contrario.
El que pierda paga un fin de semana fuera de casa.
El caso de que perdamos los dos no va a darse porque mi orgullo bilbaino haría que me viese tantas películas como fueran necesarias para alcanzar las 200 las noches anteriores al último día. Y en caso de ganasemos ambos, la apuesta quedaría anulada. Eso sí, la de conversaciones que podré mantener sobre cine y lo que mejorará mi blog...

Creí que había pasado la oportunidad de hablar de los conciertos de ‘Bruce and The E Street Band’ a los que asistí, pero tengo la excusa perfecta: he recibido por correo un regalo de cumpleaños totalmente inesperado, el recopilatorio 'Live/1975-85' (gracias). Evidentemente, al escucharlo, me resulta inevitable recordar la increíble experiencia de verle en directo. No voy a hablar de calidad de música ni de espectáculo porque en Bruce eso va implícito. Tampoco voy a enumerar las canciones que tocó porque para eso están los ‘set list’ de su página web. Pero sí voy a hablar de sensaciones, de mi primer concierto de un auténtico genio.

Me estrené el 17 de julio de este año en Madrid tras un intento fallido en noviembre. Dos horas previas a su comienzo, me atacaban nervios de quinceañera. Hasta que salió... y entonces empecé a aplaudir (no sé silbar), saltar, cantar (o tararear) y tratar de reconocer las primeras notas de cada canción que iba enlazando con la anterior. Lo mejor es ver cómo se divierten en el escenario, el buen rollo y complicidad que te transmiten, la improvisación (que entiendo que después de tantos años se haya convertido casi rutina), cómo Bruce trata de que su público viva sus canciones tal y como él lo hace. También me impresionó ver cómo, ya no sólo se acercaba a la gente de las primeras filas, sino que se agarraba a sus manos para que le sujetasen, reconozcámoslo, algo bastante inusual. Lo peor es lo corto que se te hace. Repetí en Barcelona dos días después. A pesar de que el ‘formato’ era muy similar y estaba sentada bastante más lejos, disfruté tanto como en el primero. No defraudó.

Creo que pocos artistas habrá como él, por no decir ninguno... Me gusta su música, disfruta y te invita a que lo hagas con él, es sentimiento, es energía, es rockero, es Bruce.


Tras el éxito en mi anterior post sobre mi cumpleaños en el que he recibido '0' comentarios felicitándome, he empezado a plantearme que quizás como sólo he escrito 14 tristes posts en el 2008, la escasa gente que pasaba por aquí ha dejado de hacerlo... cosa que no me extraña. Así que habrá que intentar hacerlo revivir!

Y qué mejor ocasión que mi visita al Zoo. Realmente iba a escrtibir sobre el concierto de Bruce Springsteen, pero dejé pasar demasiado el tiempo y ya no tenía mucho sentido. Bueno el caso es que ayer y durante 5 horas pude disfrutar de un paseo por la fauna de los distintos continentes. Tiene narices que vaya con mis padres a los 28 años... y lo mejor es que les he llevado yo a ellos y no al revés...

Leones, tigres, osos (ya sentados a la espera de que la gente les lanzase comida), elefantes, jirafas, ñus, bisontes, gorilas, serpientes, arañas, tiburones, koalas, osos Panda... vamos, el arca de Noé al completo. Ah! Y con actuaciones incluidas de:

Delfines: animal por el que tengo debilidad. Saltaban, bailaban, reían... Llegué a tener envidia de una niña que estaba en una barca entre los delfines (pagaría por estar en esa piscina con ellos).

Focas: Emulando una búsqueda de tesoro, demostraron lo simpáticas que son aplaudiendo con sus aletas y siguiendo el juego de las entrenadoras.

La verdad es que volví a tener 10 años y disfruté , aplaudí, aprendí , sentí ternura e incluso me asusté como cualquiera de los niños que andaban por ahí.

La verdad es que no me puedo quejar del verano, casi terminado para mi: he disfrutado de mis vacaciones más largas y a la vez más cortas, he disfrutado del Boss en directo en 2 ocasiones y en el curro me han dado una alegría y sólo voy a currar una tarde en todo agosto.

Como complemento, ayer celebré mi 28 cumpleaños (nota: primer cumpleaños que trabajo) con un calor asfixiante, con mis aitas de visita, con Iker y con un montón de regalos: un móvil (el Móvil, mi nueva cajita roja, para los curiosos un Nokia N95), ropa, un libro sobre Bruce (junto con las letras de sus canciones, para no tener que tararear en ocasiones, muchas ocasiones) y hasta un vale por 1 mes para el gimnasio (no es una indirecta, mas bien al contario, es algo que necesitaba).

Además recibi algún mensaje e email que no esperaba, de gente que dejas atrás pero que repentinamente se acuerda de ti por una alarma en el móvil (que mi me salva en tantas ocasiones) o por un marca recordatoria en el calendario.

No me gustan los años pares, pero reconozco que los 28 han sido especiales: he pasado momentos buenos, he pasado momentos no tan buenos, pero lo he pasado todo muy rápido y suelen decir que eso es buena señal (aunque a mi me asuste no enterarme casi de los años que voy cumpliendo).


 

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