Sábado, 9:30 a.m., voy camino de Algete para echar unas partidas de Paintball. Mis compañeros de curro llevan dedicándose ya tiempo a este "deporte" (han quedado subcampeones en algún campeonato) y decidí probarlo tras frases convincentes como "Anímate anda. Tú no te preocupes, puede doler pero desde lejos es muy difícil que te hagan daño. Sobre todo no hay que jugar con miedo". ¿Miedo? ¿Qué es eso para una bilbaína?
Bien. Sábado, 11:30 a.m., 30 seg. de la primera partida, dos balazos en el brazo casi a la altura del hombro, un dolor enorme y dos cardenales también enormes (con círculo perfecto en medio por impacto de bola). La ley de Murphy es lo mío.
La verdad es que luego jugué algo más y estuvo divertido, sobre todo cuando los balazos se lo llevaron otros.
Bien. Sábado, 11:30 a.m., 30 seg. de la primera partida, dos balazos en el brazo casi a la altura del hombro, un dolor enorme y dos cardenales también enormes (con círculo perfecto en medio por impacto de bola). La ley de Murphy es lo mío.
La verdad es que luego jugué algo más y estuvo divertido, sobre todo cuando los balazos se lo llevaron otros.
0 comentarios:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)