Llevo año y medio en Madrid y hay algo que no consigo superar: la cantidad de gente que hay. Y menos aún que la mitad de las personas cogen el metro para ir a trabajar a la misma hora que yo. Lo he intentado todo, coger el metro a distintas horas, esperar a que pasen otros más tarde, etc. Pero da igual.
Cuando me levanto suelo ser una persona bastante tranquila (en parte porque aún no he conectado la neurona) pero el meterme bajo tierra ya empieza a ponerme las pilas. Es tan sencillo como seguir la ley por la que todos se rigen una vez que llegan al andén: "Tonto el último".
Esto lo descubrí los primeros días (sí, era igual que Paco Martínez Soria, recién llegada del pueblo) que tuve que usar este medio de transporte. Estaba lista para salir en mi parada cuando oigo cómo una madre le dice a su hija "Cariño, ahora tienes que correr porque sino te van a aplastar". Triste, pero totalmente cierto... Además tengo que decir, que toda esa gente, con el estrés acumulado por tener que ser el primero en salir a la calle, saca lo peor de sí (por no creer que en realidad es que son así) y reacciona con un "quítate del medio" en lugar de "¿me deja pasar por favor?"
Por supuesto, el gran día de suerte, es cuando justo acaba de pasar un metro y viene otro pisándole los talones...puedo sacar el libro del bolso y lo que es mejor...¡abrirlo!
Evidentemente, en el metro me han ocurrido infinidad de anécdotas, imposible de resumir ahora, eso sí, ninguna es parecida a..."una vez el metro iba vacío".
Dentro de poco van a tener que usar el método japones para meternos en los vagones...o sino siempre tengo el recurso de buscarme un trabajo al lado de casa.
Cuando me levanto suelo ser una persona bastante tranquila (en parte porque aún no he conectado la neurona) pero el meterme bajo tierra ya empieza a ponerme las pilas. Es tan sencillo como seguir la ley por la que todos se rigen una vez que llegan al andén: "Tonto el último".
Esto lo descubrí los primeros días (sí, era igual que Paco Martínez Soria, recién llegada del pueblo) que tuve que usar este medio de transporte. Estaba lista para salir en mi parada cuando oigo cómo una madre le dice a su hija "Cariño, ahora tienes que correr porque sino te van a aplastar". Triste, pero totalmente cierto... Además tengo que decir, que toda esa gente, con el estrés acumulado por tener que ser el primero en salir a la calle, saca lo peor de sí (por no creer que en realidad es que son así) y reacciona con un "quítate del medio" en lugar de "¿me deja pasar por favor?"
Por supuesto, el gran día de suerte, es cuando justo acaba de pasar un metro y viene otro pisándole los talones...puedo sacar el libro del bolso y lo que es mejor...¡abrirlo!
Evidentemente, en el metro me han ocurrido infinidad de anécdotas, imposible de resumir ahora, eso sí, ninguna es parecida a..."una vez el metro iba vacío".
Dentro de poco van a tener que usar el método japones para meternos en los vagones...o sino siempre tengo el recurso de buscarme un trabajo al lado de casa.
3 comentarios:
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Jajaj, por no hablar de la Renfe, puedo dedicar un comentario de post bastante extenso hablandote de nuestro querido cercanias, y que decir de las mil aventuras de mi querida linea al pasar por Pitis... eso son clases avanzadas de tocar la flauta y lo demas chorradas !!!
Ahora bien,te podria tambien hablar de la p... M40.... y de la famosisima m30
Un besito ;-)
Lo del trabajo al lado de casa, ¿es una indirecta? De todas maneras, ¿qué menos que agradecer al Ayuntamiento de Madrid que en una ciudad tan deshumanizada, favorezca el contacto humano? ¡La cuestión de quejarse!
Alguien debería decir a la gente que se puede pasear. Es algo que odio de Madrid: Nadie va paseando, todos corren sin saber porqué.
No podría vivir en una ciudad tan grande. Ya estube varios meses y sólo pensaba en volver.
De todos modos me cundió: jamás he leido tanto como en el metro de Madrid.